Esta carta fue realizada una mañana en un café de la Ciudad de Buenos Aires antes de comenzar mi jornada laboral.
Hola: Desde que te vi no dejo de pensar en vos. Sera que te conozco hace tiempo no lo sé. Solo recuerdo tu sonrisa y mi ansiedad de verte cada sábado cuando iba a tomar algo en la cafetería que trabajabas. En escucharte y en que me contaras como te sentías en tu vida.
El tiempo paso te vi con otro semblante, con una sonrisa y con ganas de finalizar tus proyectos. Algo que me pone muy contento. Por que sos una gran persona y se nota que tenes una dulzura y encanto inigualables (perdón, si sonó a chamullo, jeje). Pero es lo que siento.
Vas a decir que soy lanzado y atrevido puede ser. Pero me gustaria invitarte en algún momento a tomar algo. No lo hago en persona por que estas trabajando y me parece que no es correcto. El tiempo dirá si fue correcto que te escribiera esta carta y te la entregara. Pero era algo que tenia en mi corazón y te lo quería decir.